La NASA apunta a instalarse en la Luna a finales de esta década. La misión Artemis ya se encuentra en desarrollo y el primer viaje tripulado de la agencia espacial norteamericana está programado para algún momento del 2024.
Para este primer viaje no hay problemas. Será un reconocimiento que llegará hasta la órbita de la Luna sin pisar la superficie y luego los astronautas regresarán a casa.
Los inconvenientes llegarán después de estas primeras misiones de reconocimiento; una vez que los astronautas se pretenden instalar en suelo Lunar.
Debido a las condiciones dentro del satélite natural, la ciencia tendrá que desarrollar bases para proteger a los astronautas que viajen y los experimentos científicos que vayan a desarrollar.
Por lo tanto, la NASA y otras agencias espaciales están en la búsqueda de mecanismos para fabricar bases en la Luna que sean lo más económicas posible ya que trasladar material de construcción hacia el espacio es sumamente costoso.
¿Qué tan costoso? De acuerdo con una reseña de Meteored por cada medio kilo unos 10.000 dólares.
¿Por qué la orina pudiera ser la clave?
El mismo portal cita un experimento científico encuentra componentes sorprendentes para la construcción al combinar la urea con los polímeros lunares.
La urea es el componente que más está presente en la orina después del agua. El estudio dice que es capaz de romper los enlaces de hidrógeno y así reduce la viscosidad en las mezclas de los fluidos.
Los científicos experimentaron combinando urea con polímeros lunares y el resultado fue una especie de hormigón 10 veces más resistentes que el terrestre.
“La esperanza es que la orina de los astronautas pueda usarse esencialmente tal como está en una futura base lunar, con ajustes menores en el contenido de agua. Esto es muy práctico y evita la necesidad de complicar aún más los sofisticados sistemas de reciclaje de agua en el espacio”, señaló Marlies Arnhof, una de las coautoras de este estudio.