Todos los expertos en computación e informática recomiendan cambiar los viejos discos duros mecánicos por las unidades de estado sólido, mejor conocidas como SSD. Sus velocidades de transferencia son superiores y los cortos tiempos de búsqueda y acceso a datos le da a tu computadora un boost notable.
La sustitución de un disco duro clásico por un SSD garantiza a los internautas, entre tantas cosas, que los videojuegos carguen de forma más rápida y que el sistema operativo sea más fluido.
Para cambiar a SSD, como explica un informe publicado en el sitio web de Hard Zone, lo primero es decidir el tipo de formato a emplear para la unidad de estado sólido.
Por ejemplo, si tienes una placa base moderna, es muy posible que incorpore una ranura M.2 para los SSD. En este caso, debes descubrir si la ranura soporta la conexión al bus PCIe o solo al bus SATA de la placa base. Si por el contrario no tiene esa conexión, solo podrás utilizar unidades en formado de 2,5″.
El tamaño del SSD, otra clave
Elegir una SSD también depende de su tamaño, pero también del precio. Los Kingston SSD A400 de 120 GB tienen un valor de 31,99 dólares, pero puede parecer pequeño.
Aumentando un poco el nivel, están los aclamados Samsung 860 EVO de 250 GB, de poco más de $60, un precio que sigue siendo interesante para los usuarios que buscan equilibrio entre precio y capacidad.
Por más de 105 dólares puedes acceder a los 860 EVO de 500 GB, que antes costaba el doble y que está en medio de unbajón de precio por su fecha de lanzamiento.
Finalmente, los especialistas recomiendan no clonar la información del viejo disco duro en el nuevo SSD, porque la instalación del Windows con la que ha estado funcionando la antigua unidad está configurada, internamente, para una unidad de almacenamiento mecánico, no para una sólida.
Lo mejor es instalar el software desde cero en el nuevo SSD para disfrutar al máximo del renovado rendimiento en tu computadora.